LOS NORTEADOS (2000)

Screen Shot 2016-01-03 at 23.50.19Una de las razones por las que abrí Border Destroyer (mezcla de web de escritor y autopublicación, contra-archivo y blog) fue para aumentar mi independencia de los canales y poderes de la “literatura mexicana”.

En los últimos años ha ocurrido un severo proceso de re-centralización en la literatura presuntamente “nacional”. En mi opinión estamos en un periodo cultural aún más autoritario que a principios de siglo.

La dictadura perfecta del PRI ha regresado con toda intención de recuperar su viejo (caduco) control de la “cultura”.

Una de las nociones que más han sido derruidas, cooptadas, domesticadas y, sobre todo, borradas, ha sido la idea de literatura ex-céntricas dentro del territorio de México, como fue el caso de las literatura fronteriza de Tijuana y otras literaturas del norte durante los 1990’s y principios del siglo XXI. Este proceso comenzó desde la década de los 2000’s y hoy busca institucionalizarse.

Hoy el “norte” ha vuelto a ser definido como una mera rama, variante casi imperceptible, del “centro”.

Me parece relevante recuperar mi planteamiento del 2000 -yo tenía entonces 26 años- justo en este momento neo-centrípeta y recircularlo en caso de que haya interés en conocer una visión más allá de esta actual re-centralización.

Aquí subo el PDF: “Los Norteados. Apuntes sobre la desorientación de una transgeneración” (2000)

Este texto publicado es parte de un ensayo más largo sobre el norteo y fronterización de la cultura mexicana.

Al final de este texto propuse una división de los escritores del norte entre “centrípetas”, “descentralizados”, “Generación Tierra Adentro” y “norteados”.

Copio aquí esa última parte:

LOS NORTEADOS. APUNTES SOBRE LA DESORIENTACIÓN DE UNA TRANSGENERACIÓN

Hache Yépez

“La desorientación de mi generación tiene su explicación en la dirección de nuestra educación”

Oliverio Girondo

“Nunca uno puede sospechar dónde late el pulso mexicano”

Alfonso Reyes

…La Generación Norteada en la literatura mexicana

“Aunque estoy convencido que la literatura (especialmente la mexicana que ha sido salvajemente elitista) refleja muy imperfectamente a la cultura popular y la situación sociológica de un país, inevitablemente el norteo o norteamiento de la cultura mexicana de finales de siglo se refleja en las nuevas generaciones de escritores. Pongo un ejemplo que creo que conozco más o menos bien: la literatura bajacaliforniana reciente.

“Por su nacimiento y residencia, hay varios tipos de escritores norteños. Una primera agrupación sería la que llamo los centrípetas: aquellos intelectuales que habiendo nacido en el Norte (en el caso concreto que me ocupa en Baja California), pero que con el tiempo se dirigieron hacia al centro del país y desde ahí escribieron su obra. (Su tendencia es dirigirse al centro, al contrario del norteo actual, que es una fuerza centrífuga).

“Su desplazamiento al centro del país (la Ciudad de México) no sólo tuvo motivaciones personales o sociales de búsqueda de oportunidades (estudiar en las importantes universidades, mejores oportunidades de publicación y trabajo cultural), sino también razones críticas (estos autores se identifican con la tradición mexicana central). Este es el caso de narradores como Federico Campbell, Daniel Sada o Rosina Conde. Debido a la autoconciencia, el surgimiento de instituciones y medios culturales en sus lugares de origen, e iniciativas de cultura alternativa independiente, y la propia tradición inmediata, cada vez van a ser menos los escritores norteños que elijan ser centrípetas.

“El otro grupo es el de los descentralizados: aquellos que aunque se identifican con la literatura mexicana, ya no buscar escribir en su centro (aunque hacia allá se dirijan sus intereses) sino que permanecen en el Norte, desde donde dialogan con el centro. (Los casos más notables en Baja California son los de Luis Humberto Crosthwaite y Gabriel Trujillo). Los descentralizados han decidido permanecer en sus ciudades de origen, desde ahí escribir y publicar, concibiéndose ya como una literatura del “norte”, pero aún como integrante de una tradición mexicana central.

“Como hemos ya dicho, el norteamiento no es uniforme y definitivo, pues dentro de los nuevos escritores de la frontera continúa frecuentemente la mirada hacia el centro, un atavismo difícil de romper. Este es el origen de algo que podríamos llamar la Generación Tierra Adentro, en obvia referencia (algo irónica) a los escritores norteños jóvenes que han aprovechado el homónimo programa descentralizador del Estado para publicar a “promesas” del interior de la República. Este grupo, aunque más joven que los descentralizados originales, mantiene su atención a la tradición mexicana central y su visión aún centralista: son sus invitados “provincianos” y más “chavos” a la “República de las Letras”.

“El último grupo sería el de los expresamente norteados. Aquellos escritores y artistas que permanecen en la frontera, escriben desde ahí, y sus intereses en la cultura estadunidense (desde el cine hasta sus neopoéticas) los hace no ya voltear hacia el sur o el centro, sino hacia su propia ubicación y todavía más al norte.

“También están norteados por su abierta identificación con las contraculturas mexicanas desencantadas o perdidas. No conciben su obra como meramente “literatura del norte” sino ya de lleno como “literatura fronteriza”. Entre ellos, lo cual es raro, están los primeros intelectuales que se conciben de manera personal como expresamente “fronterizos” (una etiqueta que rehuían sus antecesores pero que los intelectuales del centro se entercaban en ponerles).

“Las norteadas y norteados quieren desalinearse de la tradición literaria mexicana, están cerca de la contracultura gringa y chicana, su underground y su mass media, buscan no ser sólo como los descentralizados, sino alevosamente ex-céntricos. Su forma de dialogar con la cultura nacional es la explícita desemejanza con la literatura del interior.

“Lo “norteados” también les viene por desubicados, por una postura vivencial ante el mundo, como cosmovisión nihilista casi siempre. Los norteados, a modo de estrategia de desconcierto de la “tradición literaria mexicana” hurgan en los medios electrónicos globales tanto como en las culturas populares, desde la etnopoética hasta la cibercultura.

“Pero también, saliendo del contexto norteño-fronterizo, dentro del movimiento de los norteados caben fenómenos literarios mayormente inspirados por autores anglosajones, aunque dándoles un sabor innegablemente mexicano. Estos nuevas obras son síntomas del anortecer de la literatura mexicana, ofreciendo una alternativa prosística o versística a la rígida tradición estilística de la escuela hispanoamericanista, renuente a dejar que la escritura pierda su índole literaria. Estas corrientes son, por ejemplo, la ciencia ficción, el ciberpunk y el suciorrealismo, los cuales están acaparando a una parte importante (desencantada, pero no descastada) de los nuevos lectores y creadores mexicanos jóvenes o emergentes.

“Si entendemos el norteo de la cultura mexicana en un contexto más amplio (no reduciéndolo a lo que ocurre dentro o desde los estados fronterizos del norte) comprendemos que se está realizando no sólo desde su región de origen, sino que en el presente ya actúa como una fuerza desde el sur y centro del país, que contrarresta, desvía y resemantiza la tradición y cultura mexicana hegemónicas. El norteado (nacido en la frontera o en el centro) tiene una condición de “bárbaro periférico” u “oveja negra en la tradición mexicana”.

“La identidad, como dialéctica entre la mismidad y la otredad, en México y en otras regiones del mundo, se define principalmente por sus límites culturales frente a otras culturas o naciones. Los norteados nacen de esta posmodernidad. Dentro de poco tiempo, la nota esencial de la identidad mexicana (y de nuestro idioma) será su carácter fronterizo. Aunque obviamente esta fronteridad se relacione primordialmente con Estados Unidos, no se limita a ello.

“También es justo recordar que aunque el norteamiento es una de las tendencias más relevantes en la nación, no es la única. Hay otros movimientos de resistencia cultural frente al centralismo monocultural. En los años noventa, hemos visto alzamientos populares, como el de la guerrilla neozapatista en el sur de México, que también exigen el cambio de percepción del proyecto de nación del Estado, una insurrección que reclama los derechos de autonomía de las comunidades indígenas por todo el país.

“Esta otra cara de México, se distingue tanto del norteo como del centralismo. Sin embargo, junto con el norteamiento forman fuerzas de resistencia ante la imagen de “Nación” construida por los sectores tradicionalistas en el poder monetario e intelectual, e inevitablemente modificarán el concepto de “Cultura Nacional” y las identificaciones a las que se adscribirán las siguientes generaciones.

“Los norteados se derivan de la cultura mexicana; emergen de ella, pero también habiendo salido de ella, derivan, como se deriva en alta mar; exploran, andan a tientas, quizá perdidos, quizá bien encaminados. Pero definitivamente ya nacimos para quedarnos e infectar al resto en esta interferencia o interrupción, traición o desalineación, desviación o negación de la tradición “mexicana”.