RESPUESTA A EL UNIVERSAL Y JULIO PATÁN

El Universal, un diario nacional, que lleva mucho tiempo sirviendo a cada gobierno en turno, publicó una nota anónima para atacarme. El texto se titula “Heriberto Yépez gana la beca Fonca en el área de congruencia crítica”. (Aquí se puede leer). El texto es tan mediocre que desde su título alberga errores: me atribuye ganar “la beca del Fonca” (como se conoce la de Jóvenes Creadores) cuando debió precisar que gané la beca del SNCA. En todo caso el pretexto de su fake news es que este 2018 obtuve la beca del Sistema Nacional de Creadores de Arte (SNCA), al que pertenezco… desde 2011.

Es la segunda vez que obtengo esta beca en particular. Por supuesto, El Universal, en una nota malintencionada, desinformada y anónima, debe ocultar esa información para poder provocar odio en mi contra. El anónimo busca difamarme de modo, como decimos, en México, “chingaquedito” (es decir, cobardemente). Por eso oculta la información, o, peor aún, fue escrita por un pseudo-periodista tan penoso que ni siquiera fue capaz de darse cuenta que he tenido esta misma beca antes.

La idea básica del texto es que un escritor que es crítico de gobiernos corruptos, periódicos vendidos y un medio intelectual hundido en la mediocridad, no debe concursar ni mucho menos ganar premios, becas o publicar.

Según esta torcida (i)lógica, los críticos debemos abstenernos de Infonavit, CFE, Seguro Social, Conacyt, Fonca o cualquier derecho ciudadano, concurso profesional o reconocimiento entre pares, ya que si somos críticos debemos marginarnos. Lamento decirle a la persona que piensa de esta manera tan autoritaria y absurda que no comparto esa tontería cretina. En mi opinión, las personas críticas somos benéficas socialmente, ya que usamos nuestra educación y valentía para denunciar, responder o corregir errores o fallas en nuestra áreas de competencia. A pesar de las constantes censuras, represalias o choteo (imparable) en nuestra contra.

Esta observación he tenido que hacerla desde el inicio de mi trayectoria. No es necesario quedarse callado, venderse, para ganar premios o becas. Tampoco es necesario creer que ganar premios o becas implica que debes quedarte callado. Todo lo contrario: creo que los creadores artísticos debemos ser permanentemente críticos. Con premios o becas. O sin ellas.

La realidad de nuestro oficio como artistas, escritores o académicos es que a veces tendremos premios y apoyos. Y muchas veces, no tendremos ni las menores condiciones para continuar nuestro trabajo. Y en ambos casos, nuestro deber ético es el mismo: ser críticos e innovadores.

Ahora bien, no soy ingenuo: sé que vivimos en un país de demasiada gente agachada. Gente que a pesar de tener reconocimiento, se agacha ante funcionarios e intelectuales mediocres con poder. O, peor aún, gente tan agachada que no tiene becas o premios (o talento alguno) y también se queda callada y se somete.

Esa gente falaz, cobarde y mediocre es la misma que lleva dos décadas atacándome. Primero decían que yo era un escritor veinteañero que criticaba al medio literario e instituciones porque no publicaba o ganaba, y después gané todos los premios y becas y publiqué en todas partes, y, entonces, esa misma gente falaz, cobarde y mediocre se preguntó escandalizada cómo era posible que un escritor cuarentañero como yo critique si ha ganado todo ello. Vamos al grano: les molesta que yo sea un escritor crítico y los enfrente.

Volvamos a El Universal.¿Observa el lector que el texto omite que he ganado tres veces la beca del Fonca, dos veces ya la del SNCA, así como cuatro premios nacionales y una docena más de reconocimientos profesionales?

Lo que el texto anónimo busca es decir “Mirad a Heriberto Yépez, el que tanto nos critica nos ha ganado la beca que nosotros no hemos podido ganar esta vez o también tuvimos antes, qué escándalo! Un escritor crítico gana una beca, el que nos critica, ganó otra vez, no hemos logrado marginarlo, desaparecerlo ni amedrentarlo, qué gran incongruencia crítica!”

El texto es tan risible que me cita criticando al Sistema Nacional de Creadores de Arte en 2013, pero sin informar al lector (o incluso saberlo el propio jodido pseudo-periodista anónimo) que en 2013 yo criticaba al SNCA… teniendo la beca del SNCA.

¿Qué parte de mi critica no entienden? ¿De verdad tengo que repetir que creo que el Sistema Nacional debe terminar de profesionalizarse y dejar de incurrir en irregularidades o falta de criterios claros? Como he insistido mucho ya: a veces los jurados no parecen ser equitativos y eso perjudica a quienes debiendo recibir el reconocimiento, no lo reciben y, asimismo, perjudica a quienes lo recibimos, pero junto a otros que sólo lo reciben por amistades en el jurado o palomeo de funcionarios.

Entiendo que mi critica moleste. Pero creo que cualquier persona que conozca al medio cultural mexicano, y sea honesto, la comparte. Todo el medio cultural mexicano debe limpiarse de corrupción, irregularidad y funcionarios y jurados repartiéndose lo que debieran asignar a las escritoras y escritores cuya trayectoria realmente lo merece. Y, en general, hay que hacer un replanteamiento radical de cómo funciona todo esto.

Una pregunta: ¿tanto les escandaliza esta crítica? ¿De verdad van a buscar otra manera más de hacerse pendejos y mejor publicar textos anónimos desviando la atención de que este año, nuevamente, hay ganadores del SNCA que son ex funcionarios cuya obra literaria no tiene el menor valor literario real?

El texto luego cita la opinión de Julio Patán en twitter enviándome este mensaje: “¿Cómo se siente vivir de los remanentes del neoliberalismo, ese mi antisistema”. Como su mismo apellido lo declara, Patán, obviamente, se ha sentido aludido por mis críticas a la mediocridad generalizada del medio intelectual mexicano, en que un escritor tan equis como Patán puede hacer(se) creer que es un escritor. Pero, a ver: ¿qué carajos ha aportado Julio Patán a la literatura?

Exactamente: nada.

Patán y otros patanes similares a él llevan años enojados de que yo publique libros en ambos lados de la frontera, gane premios, cuestione, desafíe autoridades intelectuales y políticas y, sobre todo, contribuya con mis estudios críticos, obra creativa, traducciones y ediciones a la literatura aquí y fuera de México. Y haga esto sin pedir perdón por existir o me agache, como ellos.

Discúlpame, Patán, pero no te respeto a ti tampoco. Creo que eres el típico escritor inventado por un medio que necesita mediocres como tú tomando el micrófono para bajar tanto el nivel que cualquiera similar a ti pueda aspirar a también salir en la supuesta televisión cultural.

Amistosamente te daré un consejo profesional: no tengas envidia, Patán. Toma esa energía y conviértela en algo positivo. Por ejemplo, critica a la corrupción del sistema, o pon tu energía en mejorar el nivel de tu obra, que es muy bajo.

En unas semanas aparecerá un nuevo libro donde muestro y decodifico la trayectoria poética de Ulises Carrión. Dentro poco más de un año aparecerá la antología de poesía de las Américas, que estoy coeditando con Jerome Rothenberg, para la Universidad de California, y en 2019 o 2020, saldrá otro rescate que hice de un escritor muy importante pero que fue invisibilizado por romper esquemas y desafiar autoridades, y que creo moverá el piso a los lectores realmente interesados en lo mejor del pasado.

Y si todo sale bien, pronto también aparecerá publicado el libro que espero sea mi contribución más puntual como prosista crítico.

Entiendo, entonces, que considerarán incongruente que un crítico sea crítico y gane premios y publique, con proyectos que causan molestia en los mediocres. Pero, con toda pena, lamento decirle que no tengo planes de dejar de ser crítico. Ni dejaré de hacer libros o publicar textos y compartirlos en PDF o post, cuando los censuran o son impublicables en un medio tan jodido como la “literatura nacional”.

Cerré mi cuente de twitter porque me aburrí. Como cualquiera de mis colegas tuiteros sabe, fui muy crítico con el lopezobradorismo. Y me aburrí de leer tanto lopezobradorista fascistoide y la cerré después de las elecciones, para no tener que sufrir leyéndolos. Veo a muchos de mis colegas artistas y escritores contentos de que haya continuado el régimen mexicano, y sus empresarios, vía López Obrador, los veo satisfechos y contentos con este nuevo pseudo-cambio y simulación de democracia, bueno, entonces, los dejo hablando entre sí. Ya conocen mi opinión de esta farsa política, y no tengo interés en leerlos.

Así que la insinuación de El Universal de que cerré mi cuenta porque gané el SNCA es otra más de sus pendejadas.

Me he ganado todos los premios que he querido, todas las becas que ganamos todos los escritores en México, y me he ganado mejores becas y premios en Estados Unidos, y, como todo escritor que conoce su oficio y tradición crítica, entiendo que ganar todo esto no debe impedir que continuemos siendo críticos, por mucho que esto moleste y desconcierte increíblemente a los mediocres y patanes.

Me han aconsejado no responder a El Universal ni a Patán. Pero me gusta elegir responder a ciertos intelectuales o medios porque me gusta crear memoria, dejar archivo. Estoy convencido de que habrá alguien en el futuro a quien le interesará conocer los modos en que el medio intelectual mexicano atacaba a quienes violaban su sacrosanta regla: no deberás ser crítico. Si lo eres serás atacado, desde medios nacionales, hasta cuentas de twitter de pseudo-escritores pre-fabricados.

La literatura mexicana anda mal. ¿Se han preguntado cuáles han sido las últimas obras (textos, libros) escritos en México que han aportado algo a la literatura continental o internacional?

No, muchos evidentemente no se han preguntado esto o siquiera por qué será que los que ganamos decenas de premios y reconocimientos seguimos haciendo críticas.

Y como no se han hecho la pregunta, será mejor dar la respuesta: las cosas están muy mal en la literatura mexicana.

Por eso incluso quienes ganamos y podríamos quedarnos cómodamente callados, preferimos no quitar el dedo de la llaga: las cosas andan muy mal, literaria y políticamente, en la literatura “mexicana”.

De hecho, su chingada literatura apesta. Y su periodismo cultural, estrictamente, ya ni siquiera existe.

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Coda:

Para quienes todavía entiendan qué es una coda: como crítico y poeta que soy, a veces, sin embargo, me pregunto ¿y qué tal si aceptara el creciente, cada vez más insistente mensaje, de que me retire, que deje de publicar, por ejemplo, que deje de participar de la literatura “mexicana”? ¿De que me calle o deje de “provocar” su tan escandalizable medio “cultural”? ¿Estaría el gremio, que tanto me detesta, contento si aceptara su solicitud de desaparecer, bajar mi perfil o, de plano, callarme? ¿O ni siquiera así estarían felices y orgullosos de su llamada literatura “nacional”? ¿O sí sería una buena noticia que Heriberto Yépez dejara de participar, con su crítica, en el entorno de lo que aún puede leerse literariamente en (y desde) México? Si un día tengo la respuesta, no dudaré en hacérselas saber. Por ahora, lo confieso, llevo años haciéndome esta pregunta, por mera curiosidad, como colega, como lector, inclusive.